Las especias son un recurso fantástico para acentuar los sabores de los alimentos. Sin embargo, solemos limitarnos al empleo de tres o cuatro variedades. Hoy os propongo una crema deliciosa con especias tan poco utilizadas como la cúrcuma y el jengibre. Se trata de un postre, sí, no os asustéis, que incluye unos trocitos de fresas (antes de que se acabe la temporada!).
Ingredientes (2 raciones)
300 ml de leche desnatada
1 cs de edulcorante líquido
1 vaina de vainilla
1 cc de canela molida
1/2 cc de cúrcuma
1/3 cc de jengibre molido
1 cc de Maizena
1 cs de salvado de avena
4 fresones
Elaboración
Ponemos a calentar la leche con el edulcorante. Abrimos longitudinalmente la vaina y rascamos las semillas. Echamos todo en la leche y removemos. Añadimos la canela, la cúrcuma y el jengibre. Removemos de nuevo. Tamizamos la maizena sobre la leche (para que no se hagan grumos), añadimos el salvado y mezclamos. Dejamos que cueza un poco para que vaya espesando. Troceamos tres fresones y los echamos en la crema. Sin dejar de remover, dejamos pasar un par de minutos hasta que la mezcla adquiera una cierta consistencia. Apartamos del fuego, mezclamos bien y echamos en copas o vasos. Adornamos con el fresón troceado. Podemos degustar esta crema templada o bien fría, dejándola unas horas en el frigorífico.
Ya me contaréis de qué habéis disfrutado más: del aroma, del color que aporta la cúrcuma, del delicado sabor...
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