Ayer en la pescadería me encontré con estas preciosidades que nunca antes había comprado.
Sin dudarlo ni un momento, me llevé a casa seis erizos de mar, sin saber aún cómo los prepararía.
Investigando encontré este estupendo blog donde aconsejan una manera de cocinarlos muy curiosa: sin agua. Dicen literalmente en la Bodega Fantástica : "en una tartera grande (ancha), sin agua, colocamos los oricios de uno en uno con la boca hacia arriba, añadiendo a las bocas un poco de sal gorda, y tapamos hasta que la tapa esté muy caliente o comience a salir vapor. Entonces ya están cocidos y también purificados (al añadir la sal elevamos el punto de ebullición para obtener vapor a 107º) y no han perdido ninguna de sus características, las huevas estarán tersas y maravillosas."
Ni corta ni perezosa seguí el consejo.
Hasta que empezaron los vapores
Los dejé enfriar un poco y comencé con la parte más enojosa: extraer las delicadas y exquisitas huevas. Con una tijera cortamos la boca y abrimos el erizo.
Con las huevas podemos elaborar de todo tipo (patés, revueltos...), pero yo preferí mantener intacto su impactante sabor y saborearlas sobre unas hojas de lechuga hoja de roble, sin más.
Receta. Judias blancas en tomate con bacon.
Hace 2 años
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