Hoy tenía filetes de sardina para la comida. No tenía tiempo para prepararlos siguiendo una receta elaborada, así que me armé de valor y a experimentar.
El experimento consistía básicamenete en averiguar hasta dónde podía exigir antiadherencia a mi plancha de cocina. Batí un huevo, remojé en él los filetes de pescado y con cierto temor los dejé caer en la plancha.
El resultado: unos deliciosos y dukanianos filetes de sardina, sin una sola gota de aceite. ¡Y no se pegaron nada de nada! Los acompañé de unos tomates a la plancha y una pequeña ración de arroz en blanco con hierbas provenzales. En resumen, hoy disfruté de un verdadero manjar.
Rico, rico. Y más fácil, imposible.
2 comentarios:
Yo tendré que empezar tb a experimentar, porque lo cierto es que el pescado ni lo toco jajaja. Un besote guapa!
El lunes por la noche hice esta recetilla cn boquerones, he de decir que no me salieron tan apetitosos como los tuyos pero por lo menos fue una manera de cambiar la forma de comer el pescado.
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